¿Qué crees que va a pasar con expatriados luego de la pandemia?

¿Qué sabemos del mundo que nos va a tocar vivir cuando la pandemia termine? No mucho, es cierto. Lo que sí sabemos es que el ritmo del cambio es algo que vamos a seguir observando.

Yo creo que hay cambios que llegaron para quedarse: uno de los que más ha impactado vidas es el trabajo remoto. ¿Cómo crees que será el futuro del trabajo? ¿Crees que va a haber tanta migración por motivos laborales como antes de la pandemia? Yo creo que las cosas pueden cambiar. Y tú, ¿estimas que el movimiento será más o menos?

Una cosa es cierta: ha quedado demostrado que no importa dónde estén las personas, se puede ser productivo, pertenecer a un equipo y liderar equipos de manera remota. Con vicisitudes, con ventajas y desafíos, es cierto, pero se puede.

Entonces la pregunta pasa a ser ¿cómo sortear y minimizar esos desafíos que representan las dificultades de hoy? Sin duda hay competencias que desarrollar, conductas que desaprender y otras que incorporar.

El liderazgo es clave. Muchas jefaturas han debido soltar el control, considerar más y diferentes variables en su análisis, simplificar algunos temas/indicadores/procesos. Por lo tanto, muchas jefaturas han debido salir de su zona de confort para aprender a funcionar en un entorno diferente. ¡Hurra por ellos! Otra evidencia de que todos podemos adaptarnos a escenarios cambiantes.

Y ¿qué pasa si agregamos la variable multiculturalidad a la ecuación? Hmm… Se complejiza el escenario. Por eso, para las empresas que cuentan con planillas de personas de diferentes nacionalidades, o para las que tengan presencia global o buscan tenerla, es fundamental trabajar con los líderes.

¿Se puede esperar cambios que se den naturalmente? Sí, se puede, pero cuál es el costo de esta opción: tiempo para obtener los resultados, recursos despilfarrados, personas desgastadas, bajo compromiso o engagement, falta de claridad en el qué y cómo (¡mucho más aún en el por qué y para qué!), ente otras.

Entonces, trabajar con los líderes a nivel individual y colectivo se hace crucial para poder funcionar en entornos llamados VUCA (en los que reina la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad), en los que nos enfrentamos a un nuevo cambio de formas de funcionar, con nuevos desafíos. Y esto lo postulo porque observo cómo mis clientes internacionales se han favorecido del trabajo en conjunto.

Ejemplos tengo por montones, pero lo que es común para todos, es que esto ha significado una auto revisión muy interesante, un aprendizaje enorme y ha llevado a lugares inesperados.

Para algunos ha significado preguntarse su para qué, pregunta no sólo profunda sino también valiente y aventurada. Para otros ha significado entrenar competencias comunicacionales ya sea porque se consideran tímidos o torpes para transmitir lo que quieren decir. Para otros ha significado atreverse a sostener conversaciones complejas, de esas que gatillan emociones intensas en todos los interlocutores, y entrenarse en cómo sostenerlas. Otros han profundizado en su estilo de Liderazgo (con E.L.I. mediante), han desarrollado una visión totalmente distinta para ellos, han definido las relaciones que quieren establecer y un plan sobre cómo las van a desarrollar. Otros han optado por cambios de estilo de vida. Para todos los líderes, el trabajo intencionado es, sin duda, beneficioso.

Trabajar con líderes es relevante además porque la migración seguirá siendo un tema, más aún en una realidad post pandémica, donde muchos se han cuestionado su estilo de vida y se observan fenómenos como el aumento significativo de los nómades digitales: aquellos que, sirviéndose de la tecnología, deciden emigrar a otras partes a realizar su trabajo.

Los llamados nómades digitales han optado por la independencia, por vivir su vida de acuerdo con sus propias reglas, tomando decisiones valientes y libres.

Pero ¿qué características se han observado en estos nómades digitales? Olga Hannonen, investigadora postdoctoral de la Universidad de Finlandia que estudia a los nómadas digitales dice que en su mayoría se concentran en sociedades occidentales y grupos socioeconómicos medios u altos y son de raza blanca (sí, hay disparidad). Pertenecen a segmentos de adultos jóvenes, profesionales que ejercen en ciertos contextos laborales (donde la independencia es factible), o en sus propios emprendimientos.

Sin embargo, últimamente también se ha observado un aumento en ejecutivos que han tomado la pandemia como opción para replantearse su vida, y han decidido emigrar. Esto abre un nuevo escenario: el liderazgo remoto. Tal vez nos encontremos en el corto plazo con equipos naturales funcionando en distintas partes del globo terráqueo, abriendo así nuevos desafíos para los líderes en su ejercicio de liderazgo.

De hecho, en un artículo de la BBC (15 junio 2021), Bryan Lufkin comenta cómo, por ejemplo, Airbnb ha cambiado su foco hacia estadías más largas, de un mes o más, buscando atender a este grupo que busca “trabajaciones”. Ellos apuestan a que las personas ya no trabajarán desde sus casas, sino desde cabañas en un lago, refugio en la nieve o casas en suburbios de ciudades caras.

Más aún, varios países europeos ya están trabajando en un marco legal inmigratorio e impositivo para estos nuevos habitantes de sus países.

Como comentaba más arriba, esta tendencia va en aumento, y ¡claro! ¿Te imaginas estar trabajando en una playa bajo una palmera? ¿O en una cabaña con vista a un lago? ¡Yo sí!

Olga Hannonen plantea que la gente no vive donde está su trabajo, sino que trabaja donde vive, y que esa idea que se reforzó durante la pandemia.

Por eso creo hace sentido pensar que la migración continuará. Tal vez no como antes, con otras características y reglas, operando vía remota, con distintas culturas, husos horarios, idiomas y sistemas de creencias. Y, probablemente esta sea una realidad que veremos con mayor frecuencia en el futuro.

Y aquí se abre una serie de competencias críticas, por ejemplo, las comunicacionales; partiendo por la definición de qué es lo que quieren verdaderamente transmitir y cómo asegurar el entendimiento de éste, hasta la fijación de nuevos estándares relevantes y KPI´s.

Por eso, sugiero hacer un trabajo más intencional, con el fin de asegurar:

  • Alineamiento de las personas en torno a las metas a conseguir coordinadamente.
  • Inclusividad real, trabajar las creencias respecto de uno y de los demás.
  • Comunicación clara, facilitar y fortalecer una red de significados compartidos.
  • Fluidez en la operación y coordinación.
  • Aprendizaje de competencias nuevas, de nuevas maneras de operar.

¿Estamos preparados?, ¿qué nuevas o diferentes prácticas consideras que se van a establecer en las nuevas formas de trabajar? ¿Qué competencias necesita desarrollar tu equipo de trabajo para navegar en las aguas del futuro del trabajo? ¿sobre cuáles podrías trabajar personalmente?

Lo pregunto porque es relevante sentirse empoderado y con las competencias necesarias para ser exitoso en el extranjero, así como también para convertirse en un líder remoto. Preparase para dar el salto y atreverse a cambiar de país es una opción que está a la mano de cada uno.

A ti, ¿dónde te gustaría “trabajacionar”?

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