La angustia de tener que obtener y/o renovar documentación

Cada país tiene sus reglas, cada país tiene sus requisitos y plazos de vigencia de visas, cada país tiene sus particularidades y evalúa con sus criterios. Eso es conocido por todo y aceptado por todos quienes se mueven internacionalmente.

Últimamente, además de la complejidad normal, se suman los requisitos de viaje por motivos de pandemia. Por decirlo rápido y simple: la documentación y requisitos son factor tremendamente estresante y de angustia enorme.

Hoy, muchas personas se preguntan sobre cómo renovar visas, obtener certificados y cumplir con los requisitos burocráticos cuando no existe mucha claridad de las reglas del juego. Es por esto que me ha tocado conversar con personas con problemas de “legalidad” en el país que les acoge.

En muchos países han corrido los plazos, agregado requisitos, cambiado la ley de migración, etc. Incluso en algunos países parece ser que ni los abogados entienden el proceso y cambian de curso de acción cual veletas al viento (o al menos así lo interpretan algunos de mis clientes).

Y en medio de todo esto se encuentran las personas. Personas inmigrantes que, en medio de este contexto, viven una situación muy difícil de manejar. Son personas que se sienten a merced de una situación sobre la cual sienten poco o ningún control, cuyas vidas y proyecciones quedan en suspenso, detenidas hasta nuevo aviso.

A todos nos afecta de diferente manera. Describiré brevemente las más frecuentes formas de vivir y reaccionar ante situaciones como ésta:

Grupo 1: El primer grupo vive esta situación desde la posición de víctima, desde el padecer una situación sobre la que no tiene control alguno sobre la circunstancia. Este grupo de personas se asusta y angustia mucho, el miedo las consume porque sienten que van a salir perjudicados, van a perder su status migratorio y sus logros en ese país. Culpa, preocupación, vergüenza, desesperanza son parte del abanico frecuente de emociones. Hay una implosión (explosión interna) de emociones. Todas, tendientes al estancamiento, a la inmovilidad, a la indefensión. Son personas que no hacen mucho al respecto dado que no vale la pena o sencillamente no ven cómo hacer algo que sirva; el pesimismo se instala.

Las explicaciones o argumentos que se dan para sentir dichas emociones son muy variadas, pero entre los frecuentes pensamientos están: “debí haberme preocupado de esto antes”, “qué van a decir de mí si en medio del trámite se cumplen los plazos y no he obtenido mi documentación”, “qué van a decir de mí si no me dan la visa que necesito”, “por qué a mí?” “nunca me salen fáciles las cosas”, “a lo mejor esto no es para mí y no debería soñar tan lejos”, “qué hago si me rechazan?”, “tal vez no me lo merezco”, “voy a quedar fichada/o”.

Grupo 2: Este grupo se carga de rabia, de impotencia, de frustración. Este grupo se para desde la creencia inconsciente que hay un conflicto y que hay que salir victorioso de esta situación y obtener los papeles, a como dé lugar. Son personas que van a revisar la ley una y otra vez, van a buscar información de distintas fuentes, experiencias de otros, opiniones variadas. La angustia la exteriorizan y la expresan en forma de rabia y de impotencia, buscando culpar a alguien por encontrarse ellos en medio de esta situación. De esta forma liberan la energía que necesitan.

Esta forma de enfrentar situaciones de alto estrés como ésta puede acarrear conflictos con otras personas, porque al externalizar sus emociones, pueden pasar a llevar las de los demás, y apareciendo ante los demás como “demasiada intensidad”. En contraparte, la frustración con la que se carga es mucha, ya que perciben que las demás personas no colaboran y hacen las cosas suficientemente bien como para poder confiar o eventualmente delegar.

Grupo 3: El tercer grupo de personas es el que tiende a buscar cooperar para que las cosas salgan adelante: verifican que todo esté en regla, ser amables con la contraparte para que ésta también ponga lo mejor de sí mismo, tratan de avanzar todo lo que pueden, incluso yendo mas allá de lo que les corresponde, si de este grupo dependiera, entregarían más antecedentes de los requeridos para evitar que se alargue el proceso. Pero esto no lo hacen por el genuino interés de colaborar, sino porque es la forma de avanzar con la situación, es una estrategia de tolerancia y un mecanismo para lidiar con la situación.

Hay una búsqueda más proactiva por ver el lado amable a la situación, y es que lo necesitan como manera para manejar la ansiedad. Es una estrategia racional para hacer que las cosas avancen y para mantener la paz mental, emocional y familiar/laboral, si corresponde. Este grupo libera energía manteniendo “la fiesta en paz”.

Frases comunes de este grupo son: “no hay que pedirles tanto, son burócratas al fin y al cabo”, “es lo que hay”, “mas vale prevenir…”, “no pueden más”, “esos son sus plazos y con pandemia todo anda más lento”, “hay que tener paciencia”.

 

Por supuesto que uno se puede sentir parte de cualquiera de los 3 grupos, y cambiar de grupo varias veces al día, y eso es normal, aunque típicamente pasamos más tiempo en uno de los 3 grupos de reacciones.

Este escenario produce tanta angustia y estrés porque, como dije antes, las proyecciones de vida, personales, profesionales o de cualquier índole, se ven suspendidas momentáneamente hasta tener respuesta del organismo competente. Tener la vida y el futuro en pausa, no es algo fácil, ¡es natural sentirse abrumada/o, confundida/o y angustiada/o!. No todas las personas toleran la ambigüedad y el desconocimiento o incertidumbre de igual modo.

Además, para muchos contar con la documentación vigente significa contar con la libertad para moverse, participar activamente en la sociedad y el derecho a interactuar con el Estado de manera fluida y sin miedo, desde contar con seguro médico, manejar con licencia de conductor vigente, hasta poder acudir a la policía en caso necesario.

Por eso creo importante que, las personas que se encuentran es situaciones como estas, desarrollen planes B, de modo que si algo no resulta como lo desean (y después de insistir), puedan tomar decisiones y ajustar su vida lo más rápidamente posible a otra circunstancia.

Con esto no me refiero a negar las emociones, sino por el contrario, vivirlas, entenderlas, procesarlas para precisamente poder seguir adelante. Resiliencia no es la negación y falso positivismo; resiliencia es conectar con la emoción, vivirla, entenderla, aceptarla e incorporarla para poder seguir adelante sano, sin heridas.

Tengo 3 consejos para ofrecerte de modo que puedas mantenerte equilibrada/o en estas situaciones:

  1. El autocuidado, ¿qué puedes hacer por ti hoy? ¿qué te hace bien hacer? No tienen que ser grandes cosas, tal vez actividades sencillas de todos los días, pero disfrutándolas conscientemente como, por ejemplo, disfrutar el agua tibia de la ducha o cocinar con música entretenida.
  2. La autocompasión: aceptar que esta es una situación muy difícil de vivir (es una realidad), que el estrés es alto porque hay muchas cosas en juego, que el estrés se prolonga por varios días, sino meses. Además, uno es humano, y como ser humano, tener emociones es normal y constante, y está bien sentirlas, reconocerlas y aceptarlas.
  3. Usar la comunicación empática y asertiva en caso de convivir con otras personas. Entender que la otra persona también está en su proceso, probablemente reaccionando diferente a ti (se puede identificar con un grupo distinto al tuyo) y ambos son válidos, tienen ventajas y desventajas y es importante buscar la complementariedad más que la competencia por tener la razón.

 

Para finalizar, como siempre, me gusta dejar algunas preguntas para gatillar tu reflexión, favorecer el autoconocimiento y las elecciones conscientes:

  • ¿Qué es lo que realmente les interesa de vivir en ese país (al que quieren ir o pretenden permanecer)? ¿Qué tiene ese país que te atrae?
  • Sobre la forma en que estás manejando tu angustia, ¿te sientes más identificado con el grupo 1, 2 o 3?
  • ¿Qué puedes hacer para salir de tus emociones o reacciones más frecuentes? Pensando en autocuidado, ¿qué puedes hacer diferente a lo que estás haciendo hoy?
  • ¿En qué momentos puedes optar por la autocompasión?
  • Si convives con alguien, ¿cómo puedes proteger la relación en estos momentos de tanto estrés para todos?

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