Discriminación y expatriados: conceptos mutuamente excluyentes

Estamos viviendo como sociedad global situaciones difíciles: incendios, pandemia, agitación social y repudiables actos de discriminación.

Cada uno de estos eventos nos han golpeado a todos, a algunos más, a otros menos fuerte dependiendo de cada uno.

El último ha sido el brutal asesinato de George Floyd en EE.UU. y es aquí donde me quiero detener, profundizar y acercar a cada uno en esta audiencia. Como ser humano, como profesional y expatriada (sí, como expatriada también) no puedo sino condenar, desde lo más profundo de mi ser este abominable acto.

No soy de raza negra, no he vivido la discriminación por ese motivo, por lo que no puedo realmente entender el alcance de este tipo de discriminación. Pero sí he sido discriminada por ser extranjera.

Entendamos que racismo no hace referencia sólo a la raza negra, sino a toda etnia que no es la mía. Racismo es la creencia de que la raza es el determinante principal de los rasgos y capacidades humanas y que las diferencias raciales producen una superioridad inherente a una raza en particular. (Merriam-Webster Dictionary)

Hay expatriados que han podido sentir la discriminación positiva, es decir, han sido favorecidos por la condición de extranjero; otros han sido discriminados de manera negativa, como fue mi caso y el de muchas personas alrededor del mundo.

Y reflexiono: ¿qué nos hace tan selectivos?, ¿por qué hacer sentir al otro que no pertenece?, ¿qué pasa por la cabeza de la persona que mira en menos a otro?  Y peor aún, ¿qué pasa por la cabeza de la persona que osa a tratar mal a otra sólo por el hecho de ser diferente? Tengo varias hipótesis

  • Le tememos a lo desconocido. No sería nada raro, en general nuestro cerebro está programado para mantenernos seguros y evitar o rechazar lo que no conocemos, y que puede ser entendido como una amenaza. Hay mucha investigación en torno a los sesgos inconscientes.
  • Nos obliga a salir de nuestra zona de confort. No estamos acostumbrados a la diversidad, por lo tanto, tal vez no nos sentimos capaces de abrazarla. Sería interesante indagar las creencias tras la diversidad.
  • ¿Sentimiento de superioridad? (que finalmente es sólo inseguridad), ¿Chovinismo?
  • ¿Psicopatología? ¿Imitación? ¿Validación social? La búsqueda de la pertenencia hace que niños y adolescentes tomen decisiones desafortunadas. Pero ¿qué hace que personas adultas, con criterio formado, cometan atrocidades buscando aprobación o sensación de pertenencia? ¿por qué creerse superior haciendo tonteras?
  • Escasa educación en torno a la diversidad y al respeto. Modelos parentales insuficientes o irrespetuosos. Falta de claridad en temas valóricos y consistencia en la conducta valórica.

Se me ocurren otras varias hipótesis sobre el por qué somos selectivos. ¿Cuáles son las tuyas? ¿Qué reflexión tienes al respecto? En tu caso, ¿qué te podría motivar a discriminar? ¿Qué significa para ti discriminar? Cuando piensas en personas diferentes o en inmigrantes ¿qué piensas? y ¿qué señales recibes de tu cuerpo?

Una historia real: recuerdo cuando volvimos a vivir a Chile y tuve que ir a la Policía de Investigaciones para obtener un certificado y así completar un trámite aduanero. Recuerdo haber llegado temprano, pero más temprano que yo habían llegado decenas de personas de distintos orígenes: Haitianos, Venezolanos, Peruanos, Bolivianos, Colombianos, Españoles y, por el acento, creo que un Alemán también. Yo miraba esto y secretamente disfrutaba del crisol de colores, olores y sabores que me evocaban.

De repente aparece un policía en la puerta gritando/preguntando a la masa de gente apostada si tenían hora. Mucha gente se agolpó tratando de explicar su caso. Dejaba entrar selectivamente, de acuerdo con un criterio que no entendí. Me acerqué por el costado, yo tampoco entendía bien lo que necesitaba hacer, más allá del trámite (imposible no acordarse la sensación de estar en la Oficina del Seguro Social en Tucson, AZ). Me ignoró, hablé más fuerte, tampoco me escuchó. Viendo el trato que estaba dando a la gente me empecé a enojar, me violentaba profundamente. Minutos después le grité: ¡SOY CHILENA Y VENGO A BUSCAR UN CERTIFICADO! El policía me miró y me dijo: “pase por ahí, le van a dar un número”. Hervía de rabia.

No les voy a hablar de las casi 2 horas que estuve en una fila esperando por ese número (¡qué burocracia horrorosa! Pero eso da para otro blog). Después me indicaron otra fila que debía hacer y esperar mi turno. Esperé pacientemente y llena de rabia por todo lo que estaba observando en MI propio país. (MI en mayúscula porque es interesante observar que el lugar que es acogedor para uno, no lo sea para tantas otras personas; siempre depende de qué vereda uno se encuentre.)

Escuché al policía frente a mi línea atender a varias personas. Me llamó la atención profundamente cómo atendió a la persona antes que mí. Era una peruana que había perdido sus documentos. Le tuvo paciencia, le preguntó varias veces lo mismo de distintas maneras, fue compasivo, la miró a los ojos, la tranquilizó y logró ayudarla. A esa altura yo sólo quería llorar de emoción. Cuando me hizo pasar, me preguntó como a cualquier persona a qué venía. Le expliqué, me hizo una pregunta que no supe responder, pero entre ambos dedujimos lo que necesitaba con precisión. Me quiso ayudar.

Mientras tipeaba en su computador, le dije “Gracias” me miró y me dijo que con su deber cumplía. Le expliqué que, para mí, el cómo estaba ayudando a las personas antes que mi en la fila es signo que estaba haciendo su trabajo con corazón. No supo qué responderme. Le conté mi experiencia de las 2 horas antes a que él me atendiera. Y le conté que viví fuera del país y que sé de discriminación, y que me dolía hasta el ombligo el trato que estaban recibiendo otras personas en MI país. Él me dijo que también había vivido fuera del país y que el también sintió lo mismo, que a él lo trataban de Sudaca en Europa. Esa experiencia le permite hoy atender con cariño a los inmigrantes.

Lamentablemente no todos sus colegas piensan ni sienten igual.  Para muchos, los inmigrantes son una carga, algo que les quita el tiempo y la paciencia… ¡¡Y eso que trabajan en la Jefatura Nacional de Migraciones y Policía Internacional!!

Y vuelvo al caso de George Floyd. ¿Qué habrá estado pensando Derek Chauvin, el policía que lo mató? ¿Y los que lo acompañaban? ¿Que era una carga despreciable, que les quita el tiempo y la paciencia? No quiero pensar en los abusos que nuestra policía pueda hacer en contra de personas diferentes.

Cuando recuerdo esa oportunidad en la PDI sólo me dan ganas de llorar. Pero también pienso, ¿cómo empoderar a ese policía que sí quiere ayudar? Desde donde estoy le mando luz.

No hay una raza superior. No hay un país superior.

Sólo hay personas. Y todas las personas somos simplemente personas. Y todas diferentes, sin excepción.

La discriminación duele, humilla, degrada, golpea la autoestima, atemoriza. La discriminación cansa. La discriminación engendra rabia, miedo. La discriminación crea confusión, sensación de abandono y desamparo.

Y te pregunto, si estuvieses en otro país, ¿es así como te gustaría que te traten? Es un simple ejercicio de empatía y compasión por el otro.

En la sociedad en general observamos signos de discriminación. Y aunque no lo queramos, inconscientemente perpetuamos el racismo y la discriminación. Es sólo realizando una meticulosa revisión de nuestras creencias y de las situaciones que nos resultan difíciles de manejar que podemos sacar a la luz cómo contribuimos a la discriminación. Todos crecimos con creencias sobre los demás, lo interesante es poder darse cuenta de cuáles son y desafiarlas, desear cambiarlas.

No basta con ser un silencioso no racista, debemos ser un anti – racista. No basta con no discriminar, debemos actuar en contra de la discriminación; como personas con experiencias internacionales, DEBEMOS actuar en contra de la discriminación. Porque sabemos lo que se siente.

Una cosa debemos entender: los locales están siempre en una situación de ventaja, son los únicos que pueden entender las sutilezas y alcances de la cultura y de las situaciones en las que nos vemos envueltos. Somos los únicos que podemos leer realmente la intención del otro, así como defender con propiedad nuestros derechos. Los inmigrantes en nuestro país (así como en cualquier otra parte del mundo) necesitan y merecen ser tratados con respeto, acogidos, guiados con cariño y velando por su bien.

Concretamente, ¿qué podemos hacer?

  1. Entender qué significa racismo. Según Ibram X. Kendi, racismo es un término descriptivo referido a la persona que cree que una etnia es mejor o peor que otra; describe lo que una persona dice o hace en determinado momento, por lo tanto, no conforma identidad abriendo así la posibilidad del cambio.
  2. Reconocer nuestro racismo es un paso importante. Para Ibram X. Kandi ser anti racista significa reconocer cuando tenemos alguna idea racista, admitirlo abiertamente y optar por cambiar. Admitir q estaba equivocado requiere de vulnerabilidad y valentía, por lo que se trata de un trabajo personal importante. Ser anti racista es reconocer que no hay nada malo en las minorías. En cambio, ser racista es negar las inequidades para determinadas etnias en los distintos países o localidades.
  3. Reconoce las inequidades que puedan vivir los extranjeros y las desventajas que tienen respecto de los locales.
  4. Obsérvate y escúchate hablar. Mantente atento a tus creencias y juicios, ¿de dónde vienen? ¿Están alineados con tus valores?
  5. Conversa con otros respecto del tema, indaga y haz preguntas. Las preguntas incómodas invitan a la reflexión y muestran el camino del cambio. Desafía las ideas racistas que escuches.
  6. Apoya el emprendimiento extranjero en tu país.
  7. Compra libros, elige programas y películas que destaquen la diversidad, compra juguetes para niños que muestren diferentes razas, religiones, países.
  8. No te quedes callado cuando escuchas un chiste racista. El silencio es apoyo.
  9. No te quedes callado si eres testigo de discriminación a un tercero. Protégelo.
  10. Si tienes una relación con un inmigrante, hazle saber que lo aprecias.
  11. Sé consciente que seguirás cometiendo errores respecto del racismo. Ten paciencia, es un proceso.
  12. Continúa aprendiendo.

 

Dicho en simple, informémonos, leamos, aprendamos, seamos humildes. Ayudemos, integremos, compartamos.

En esa ocasión en la PDI no hice nada, y me arrepiento de ello. Me arrepiento de no haber levantado la voz y haberme quejado. Prometo no volver a hacerlo, me doy cuenta cómo con mi conducta alimenté el mal trato, pido disculpas a aquellos que por mi inacción se vieron perjudicados.

Pero esto no va a volver a pasar, esta experiencia me sirvió de lección. La próxima vez que me vea enfrentada a una situación similar levantaré mi voz, les mostraré lo que acaban de hacer (probablemente estén acostumbrados y lo hagan de manera irreflexiva), contactaré al superior, no con el fin de quejarme o buscar un castigo, sino para sensibilizar, educar en torno a tema y así ayudar a construir un mejor país para todos. Y muy importante también, celebrar y empoderar al policía que estaba haciendo su trabajo con el corazón.

Lecturas y recursos recomendados.

TED: The difference between being “not racist” and antiracist by Ibram X. Kendi

TED: No. You cannot touch my hair! By Mena Fombo

Libros:

White Fragility, Robin DiAngelo (2018)

How to be an Antiracist, Ibram X. Kendi (2019)

Artículos:

My Life as an Undocumented Immigrant, By Jose Antonio Vargas. New York Times Magazine, June 22, 2011

The Intersectionality Wars By Jane Coaston. Vox.com May 28, 2019.

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