El rompecabezas de la adaptación

En una conversación, una amiga usó una metáfora que me hizo mucho sentido. Hablábamos de las dificultades de las personas internacionales para adaptarse y ella dijo: “es como armar un rompecabezas” ¡y tiene toda la razón!

Cuando una persona se va a vivir a otro país comienza poco a poco a juntar las fichas que le dan las pistas sobre la imagen de la cultura en la que se inserta.

Y es que intuitivamente, desde la llegada a otra cultura, las personas toman consciencia que para poder funcionar armónicamente se debe tener claro el “mapa” de donde se ubica y este mapa se construye, tal como decía antes, como si fuera la imagen de un rompecabezas.

Este “mapa” es el paradigma, el sistema de creencias, lo que entienden los locales sobre la vida en general, por qué interpretan las cosas de cierta manera.

El proceso de armado del rompecabezas equivale al entendimiento que las personas van ganando de la cultura en que se insertan, conociendo de a poco, aspecto por aspecto, encajando ficha a ficha.

Esta es la forma en que nos aproximamos a la nueva realidad que, en nuestra metáfora, es la imagen global del rompecabezas.

Entonces, conforme avanzamos en el armado del rompecabezas, vamos juntando las piezas, vamos poco a poco entendiendo la imagen que estamos formando, y entendiendo así, lo que cada pieza aporta en la imagen, qué traduce cada pieza, y cómo interactuar con cada una.

Así es como, de a poco, entendemos el porqué de ciertas tradiciones, cómo funcionan algunas cosas, porqué las personas tienen tales o cuales costumbres, o las razones tras ciertos procedimientos o normas.

Ahora bien, uno también puede decidir armar el rompecabezas por partes y entender las distintas zonas, o partes, de éste.

Por ejemplo, puede armar el sector de las piezas que refieren al mundo social, al cómo se relacionan las personas, los códigos y valores exacerbados o disminuidos respecto de la cultura de origen, lo que se valora en la relación con los demás, cómo se comportan las personas socialmente. Por ejemplo, hay países en los que para ver a un amigo cercano hay que agendar el encuentro con semanas de anticipación, versus otras culturas en que los encuentros se planean espontáneamente, en el momento.

Dicho de otro modo, armar nuevas redes de contacto o amistad requiere entender las piezas y cómo éstas interactúan con las demás.

Está también la zona de las piezas que refieren al mundo práctico de cada día: Son las piezas que refieren a cómo las personas contratan servicios, resuelven situaciones cotidianas, organizan la rutina doméstica y usan los servicios locales.

Algunos son muy reticentes a aceptar y funcionar como los locales en algunos aspectos: por ejemplo, conozco casos en que padres no están de acuerdo con el uso del transporte escolar privado (buses que llevan a sus hijos a sus casas) y confían más, en cambio, en sistemas públicos de acercamiento.

Los horarios destinados a ciertas actividades, como para hacer deporte también cambian en los distintos países. Recuerdo que me llamaba mucho la atención que todo comenzara tan temprano: ¡las personas salían a trotar o al trabajo entre las 5 y 6 a.m.! y claro, era entendible porque al mediodía en verano hacían cerca de 45 grados Celsius.

También encontramos el sector de las piezas asociadas al mundo laboral: las reglas particulares del trabajo en el extranjero, los ritmos, el peso de las promesas: no es lo mismo decir “te mando el mail ahora mismo” en un país latinoamericano que en uno europeo, por ejemplo.

Cómo se manejan las contingencias o problemas, la importancia de la puntualidad, la extensión de las reuniones, la camaradería entre las personas, cómo se disiente y maneja el conflicto, etc. son piezas fundamentales de entender para poder sentirse seguro respecto de cómo comportarse.

El lenguaje puede ser otro sector del rompecabezas a armar. Para muchos el idioma, y para los que comparten el mismo idioma, la jerga y expresiones idiomáticas son igualmente un desafío por descifrar.

En fin, se pueden encontrar muchos más sectores de piezas, o aspectos culturales que resolver. A algunas personas les resulta más fáciles algunos sectores y a otras personas otros. Es natural, somos todos distintos.

Lo interesante es poder poco a poco armar el rompecabezas de la cultura en que uno vive, para poder ajustarse más fácilmente, porque cuando uno entiende, se hace más fácil adherir a las prácticas y antes se comienza a participar de la cultura que nos alberga.

Por eso digo que, para adaptarse es necesario reconocer la mayor cantidad de piezas posible, paulatinamente entender cada vez más el contexto en que la persona se inserta, observar, sin juicios cada una de ella, reconocer lo diferente que es cada pieza en relación con la propia cultura, y aceptar y asumir la diferencia lo antes posible.

Asimilar la adaptación a un nuevo país con el armado de un rompecabezas puede ser una sobre simplificación, es cierto. En la adaptación cultural las piezas van sumándose al rompecabezas sin un orden intencionado, las piezas no se pueden clasificar fácilmente y todo parece carente de control, a diferencia del armado de un rompecabezas donde las decisiones respecto de la estrategia a tomar, las toma la persona que se enfrenta a él.

Sin embargo, la simple idea de querer completar una imagen global coincide perfectamente con lo que vive un expatriado que no entiende el contexto en el que se inserta.

Entender que son piezas las que se suman, aporta con la idea de proceso, y se impone la realidad de que es necesario darle tiempo a la adaptación, así como a todo proceso.

Observar, cuestionarse, no juzgar, abrirse a hacer las cosas distintas, son ejercicios fundamentales para que las personas puedan adaptarse con mayor rapidez.

¡Mucha suerte!